Familia y cambios en la estructura social

Laudi Vera

La familia, como institución social, ha experimentado transformaciones en las últimas décadas. Antiguamente la familia se consideraba “la célula básica de la sociedad”, su forma, funciones y dinámicas han variado con los cambios económicos, culturales y políticos. Hoy, hablar de familia implica reconocer una pluralidad de realidades: familias monoparentales, homoparentales, reconstituidas, adoptivas, extensas, entre otras. Este ensayo aborda los cambios en la estructura familiar, la maternidad y paternidad contemporáneas, y la redefinición del concepto mismo de familia, desde una mirada sociológica y antropológica.

Transformaciones en las dinámicas familiares

Durante el siglo XX y XXI, la familia ha dejado de responder a un modelo único basado en el matrimonio heterosexual, la reproducción y la división tradicional de roles. Factores como el incremento de la participación femenina en el ámbito laboral, el acceso a métodos anticonceptivos, las nuevas tecnologías reproductivas, el aumento de divorcios y el reconocimiento legal de diferentes formas de unión han generado una diversificación de estructuras familiares. Según Paredes y Cáceres (2023), estos cambios no deben ser vistos como una “crisis de la familia”, sino como una adaptación a nuevas formas de vida, donde las relaciones afectivas, de cuidado y solidaridad se reorganizan en función de contextos sociales cambiantes. La familia es un espacio en disputa, donde se negocian valores, roles y vínculos afectivos.

Maternidad y paternidad en la sociedad contemporánea

La maternidad y paternidad también se han transformado. Ser madre ya no es sinónimo exclusivo de dedicación doméstica, y ser padre no implica solo provisión económica por el contrario cada vez más, se discuten modelos de crianza compartida, corresponsabilidad y diversidad en las experiencias de cuidado. Sin embargo, persisten desigualdades estructurales: las mujeres siguen asumiendo mayor carga en el cuidado de los bebes, y los hombres enfrentan estigmas sociales cuando buscan involucrarse emocionalmente en la crianza. Esto refleja también en los discursos educativos, donde, como señala Young (2020), los sistemas escolares reproducen muchas veces roles de género tradicionales en sus contenidos y prácticas pedagógicas, invisibilizando otras realidades familiares.

La paternidad y maternidad en contextos LGBTIQ+, adoptivos o de familias no tradicionales desafían los marcos normativos aún vigentes, planteando la necesidad de una educación más inclusiva y respetuosa de la diversidad.

El concepto de “familia” en evolución

El concepto de familia ha dejado de estar anclado únicamente en lazos biológicos o matrimoniales. La familia contemporánea puede estar definida por el afecto, el compromiso mutuo y las redes de cuidado, más allá de los vínculos sanguíneos. Esta evolución exige revisar no solo las definiciones legales y políticas, sino también las narrativas culturales y religiosas que sostienen modelos rígidos de lo familiar. No se equivoca al decir Ramos (2022) resalta que la forma en que las culturas definen la familia depende de sus cosmovisiones, sistemas simbólicos y formas de organización social. Por ello, no hay una única forma legítima de familia, sino múltiples expresiones culturales que deben ser comprendidas en su propio contexto. Desde mi experiencia y en el lugar que trabajo es mas importante darle un niño a una familia sin importar como esta constituida sino que tenga el amor suficiente para enfrentar los diferentes desafíos que se presentaran a lo largo de la vida.