Globalización y cambio cultural

La globalización ha sido una fuerza transformadora que genera efectos y complejos tan profundos que impactan a nivel cultural, económico, social y político. La globalización ha homogenizado ciertos patrones culturales: la música, el consumo, la moda o los medios digitales siguen corrientes transnacionales. Sin embargo, esta estandarización no ocurre sin tensiones. Así como señala Young (2020), el conocimiento escolar y cultural se ve afectado por una lógica de mercado global que muchas veces desvaloriza saberes locales o críticos, imponiendo visiones utilitarias y descontextualizadas del conocimiento. Mientras Quintero (2019) plantea que a partir de la obra de Fals Borda, quien propuso un conocimiento situado, comprometido con los problemas reales de las comunidades y resistente a las lógicas extractivistas del conocimiento globalizado. Se busca una mirada mas a la conciencia y oportunidades en las dinámicas culturales.

Migración y su impacto en las dinámicas culturales

La migración es uno de los fenómenos más visibles de la globalización donde los migrantes (Personas) en busca de mejores condiciones de vida o huyendo de conflictos se trasladan a otras regiones, generando intercambios culturales intensos, pero también nuevas formas de discriminación y exclusión. Desde la antropología, Ramos (2022) resalta la importancia de comprender los sistemas culturales y religiosos de los migrantes para evitar su marginación simbólica. No basta con “tolerar” al otro: es necesario reconocer su agencia cultural y espiritual, integrando su presencia en la vida pública y educativa de los países receptores.

Además, citando un blog anterior la migración plantea desafíos a la identidad nacional, que muchas veces se construye desde la homogeneidad cultural. Este proceso obliga a repensar la idea de ciudadanía, pertenencia y diversidad desde una perspectiva social. Así mismo, Adorno, et al (2019) lo dijo con crudeza: los medios de comunicación masiva son parte de la "industria cultural" que produce conformismo. Nos venden una idea de felicidad ligada al consumo, a la posesión, a la eficiencia. La globalización intensifica esta lógica: el tiempo se acelera, la información se fragmenta, el pensamiento crítico se vuelve un lujo, la vida cambia y nuestras vidas a pasos agigantados que en ocasiones nos sobrepasa. Manuel Castells (1996) argumenta que las redes sociales y otras plataformas digitales han reconfigurado las dinámicas sociales al permitir que individuos y comunidades interactúen más allá de las barreras físicas y temporales. Estas tecnologías no solo facilitan la conexión interpersonal, sino que también fomentan la creación y el intercambio cultural a una escala sin precedentes.

Adorno, T. et al(2019). en cultura y sociedad menciona que la cultura bajo el capitalismo se convierte en una mercancía. Sin embargo, como señala Busquet (2020), la globalización no es sólo económica: es también una reestructuración de valores, una colonización simbólica. El neoliberalismo, con su promesa de libertad individual, se disfraza de progreso, mientras profundiza desigualdades y fragmenta comunidades. Que impacta a nivel económico y tecnológico que trascendió a los entornos sociales y culturales, la nueva vida traía consigo promesas llenas de preguntas y curiosidad.